Señores/Señoras
CONSEJO FEDERAL
DE EDUCACION
DE LA NACION
Su Despacho


En nuestro carácter de trabajadores de la educación nos dirigimos a ustedes a efectos de plantearles la necesidad de lograr –en el marco de una nueva Ley Nacional de Educación- un SALARIO BASICO docente para todo el país que no apareció en la Ley de Financiamiento Educativo.
Convencidos que la educación es la base de una sociedad más justa y que hoy es necesario y urgente corregir las políticas que en los años 90 nos llevaron a la pobreza y exclusión, demandamos el gesto, la acción, la ejecución que convalide el discurso de esta ley sobre la voluntad de integración a lo largo y a lo ancho del país; estableciendo unidad en el salario básico nacional, como parte de la unidad del sistema que hoy se pretende recuperar.
Entendemos que precisamente desde este ámbito donde están todas las jurisdicciones y la Nación debe surgir como el 1º y mejor ejemplo para consolidar la identidad nacional el reconocimiento material de la importancia de la labor del docente, estableciéndose un salario básico nacional a modo de piso. Porque quienes tendremos la responsabilidad de educar para la democracia nos merecemos, precisamente, el reconocimiento como ciudadanos, de nuestras propias autoridades y el respeto a esa condición abonándonos salarios dentro del marco de la legalidad y no más salarios con sumas en negro que superan el 50%. Mal podremos plantearles a nuestros alumnos que somos sujetos de derecho si no podemos sostener siquiera con nuestro salario esa expresión. Pues aun con los años de servicios cumplidos nos vemos obligados a continuar trabajando por que no podemos soportar la quita que significaría la jubilación sobre un básico de 330 pesos.
Esta decisión creemos será la integración y parte de la justicia social que se plantea como pilar de la nueva Ley Nacional de Educación.
Porque nos sentimos protagonistas de la historia y porque aún podemos imaginar mundos cada vez mejores nos animamos a soñar con el SALARIO BASICO NACIONAL que les proponemos para el adecuado reconocimiento material y simbólico que nos merecemos los trabajadores de la educación argentina (activos y pasivos) y que sostenga la calidad educativa que se pregona. Pues de lo contrario solo será un discurso político en un año de reelecciones.
Atentamente.

VAN FIRMAS
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